20050723

Lapepita

Lapepita tiene un bar. Bar Lapepita. Era de su madre, doñapepita, que se casó con su padre, Pepe, y montaron aquel negocio de croquetas y patatas revolconas con recetas secretas que hacían de la harina y el pimentón manjares irresistibles. Doñapepita murió hace tiempo de un atracón de chorizo frito y quedó Lapepita, siendo aún una chiquilla, al frente del negocio, junto con su padre, Pepe, que asumió las tareas de intendencia y organización general del negocio. Fue lo que Dios quiso.
Lapepita se casó con Tomé, y juntos tuvieron una hija, Marta Fernández Muro, que se volvió actriz una tarde de finales de Marzo, y que –desde entonces- es la vergüenza de sus padres. Pronto la repudiaron por puta y ella, triste, se marchó de casa, haciéndose amiga de Almodóvar e interviniendo en algunas de sus películas con un éxito discreto. Fue lo que Dios quiso...

Lapepita, Tomé y Pepe siguen adelante con su negocio de croquetas y patatas revolconas. Poco a poco han ido amasando una fortuna (con jamoncito picado dentro) y han convertido su negocio en uno de los más punteros de la ciudad. Ahora tienen manteles de hijo y alfombras rojas por los pasillos que conducen a las distintas dependencias. Lapepita vive en Sotogrande y todos los días va y viene a su bar (Lapepita) con un tupper-ware lleno de croquetas y una olla de patatas revolconas para hacer las delicias de su selecta clientela. La bodega de su jet privado esconde los mejores manjares haciendo cada día el mismo trayecto Sotogrande-Lapepita. Ella misma conduce su propio avión para lo que hizo un curso de piloto. Fue lo que Dios quiso...
Una vez al mes realiza auditorías culinarias con un equipo de Arthur Andersen, a los que paga con minis de cerveza y patatas revolconas, según reza el contrato de prestación de servicios.
Lapepita no echa de menos a su madre, Doñapepa. Ahora que lo piensa, mejor que se muriera de ese atracón de chorizo: ella ponía demasiados torreznos en las patatas revolconas y por eso el negocio no prosperaba. Se la llevó Dios para darle a Lapepita la oportunidad de triunfar en el mundo de la restauración. Fue lo que Dios quiso...
Lapepita no echa de menos a su hija, Marta Fernández Muro. Se ha acostumbrado a no tenerla con ella, total, si salió puta... Pero secretamente le rinde homenaje colgando de las paredes de su local (bar Lapepita) los pósters de los últimos éxitos de Almodóvar. Lo que Dios quiere....
Hoy en día, a Lapepita no le tose ni su padre (Pepe). Cuando alguien, al pedirle un mini de cerveza más, para pasar la última cucharada de patatas revolconas, añade “que sea lo que Dios quiera, Pepita...” ella siempre contesta: “será lo que YO quiera”.

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