Viene un año nuevo...

Viene un año nuevo, pero no me hace daño. Ya no.

Entra despacio, por donde entraron tantos otros antes, y simplemente se instala despacio en su sitio. El sitio en el que han habitado otros eneros y febreros antes.

Pronto será de nuevo marzo y llegará la primavera como siempre pasa. Entonces estará dominado como el mar, una vez que estás dentro y ya no asusta.

Podremos nadar entonces en este año nuevo, que para entonces será conocido y sabremos lo que nos anda trayendo. Ese es el truco. Simplemente dejar que pase despacio y no alborotarse por algo que pasa cada poco, cada tan poco...

Pronto, muy pronto, será Junio y estaremos pensando en lo caluroso de las noches en Madrid, y en lo que nos podríamos haber querido, sudando en mi cama tan estrecha. No importa. Todo pasa tan rápido y dentro de nada será de nuevo septiembre y con ello el otoño otra vez y la rueda que marea de vértigo cada año otra vez. Seremos sorprendidos una vez más por el frío y otro año que se agota para dejar paso a otro marzo y más sombras eternas que nos permitan seguir engañándonos; seguir pensando que en realida esto es la vida, que pasa cada vez más rápida; cuando en realidad no es, sino un tornado de tiempo que nos envuelve.