20060311

Onceeme


Hola a todos,
Acabo de llegar a casa. Cuatro días espantosos. No han llegado a 12 horas dormidas. 22 amigas mías quedan todavía por identificarse. Son todas mujeres. Es más complicado. Los hombres llevan la documentación en el pantalón y las mujeres en sus bolsos, que salen disparados cuando hay una explosión. Sus familias ya son amigas mías. Llevo cuatro días con ellos. Cuatro días de horror que no voy a poder olvidar en mi vida. No estoy cansado, estoy rabioso.
Por los pasillos los profesionales lloran. Lloramos. Las familias les dan ánimo. En las salas de espera, las cosas son al revés.
Somos todos víctimas. Todo en medio de un caos de espanto. De miedo. De todo el miedo.
Y casi mil quinientos ajenos a todos nosotros en Atocha, en Ifema, en la Almudena. Más de mil quinientos dando gracias porque solo están heridos. Todavía tengo marcado cada tramo de vía, cada pregunta, cada prueba de ADN. Sigo buscando a María Jesús, porque David ya está resuelto. Ya sabemos que David es David. Mari Carmen estuvo con su familia mucho antes, el viernes. Aunque ya no va a poder dar a luz a su bebé. Todavía me quedan 22 amigas que no hemos podido encontrar. Nos quedan 22 amigas a todos ¿alguien sabe algo de ellas? Si tenían marcas, o tatuajes, la ropa que llevaban el jueves pasado cuando salieron de casa...
Mención especial a Sergio, que salió corriendo del primer vagón de Atocha, muerto de miedo, y encontró un taxi. Se siente culpable. Me llama a cada momento para que le dé las gracias por haber escapado de la última explosión. De otro modo, estaría dándonos más trabajo en los hospitales, en la Almudena. Gracias Sergio, por no ser el 193. Te llamo otra vez mañana. Gracias por tener miedo.

Quiero daros las gracias a muchos de vosotros. Gracias por vuestras llamadas, por vuestros mensajes, en medio del horror han sido lo único que me recordaba que seguía siendo yo, que estábamos ayudando y que no me había tocado a mí mismo coger un mal tren. De los que no recibí nada, gracias también, porque sé que estábais ahí, rebuscando con nosotros.

Voy a dormir un poco. Aún tenemos que seguir. Aguantar el último tirón. Pero merece la pena. Por María Jesús. Por muchas más. Si esto tiene que ocurrir otra vez, que me toque a mí en el vagón tercero. No podría soportar otra vez el miedo que provoca ver el miedo. Se me han muerto muchos padres, y madres, y hermanos. Se me han muerto muchos amigos. 22 me están esperando todavía.
Voy a dormir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Jesús dijo...

Un texto escrito con el alma, gracias por compartirlo.