20071113

París... por no parar

Como hacía tiempo. Los recuerdos me han inundado durante todo este viaje. Debo estar definitivamente viejo, porque te veía aparecer, Christophe, en cada esquina. Con aquella cartera negra, igual que tus zapatos negros, igual que tu cinturón negro, y los calcetines de colores, como mandaba la moda. Ha sido mágico, aunque he tenido que darme cuenta, una vez más que todos esos días ya han pasado. No está mal que así sean, pero cuánta fuerza, cuántas ganas, cuánto por descubrir. Y cómo nos ha cambiado el tiempo a todos. No está mal recuperar las referencias de hace tiempo para saber por dónde vamos. Para retomarnos a nosotros mismos y comprobar que aún queda una parte -una pequeña parte- de aquél que fuimos y que comía paté en los Jardines de Luxemburgo.
Nos veía en aquella parada de autobús, llorando. Llorando mucho. Y en la pensión de Marais, pidiendo una pizza por no salir de debajo de un edredón de plumas que yo nunca había visto. No voy a olvidarte. No voy a olvidarme nunca.

No hay comentarios: