Londres [3] ... por no parar

Ya de regreso entendí que este viaje me hacía falta. Nos hacía falta un poco a todos. Qué suerte poder hacerlo. Qué suerte poder hacer lo indicado en algunos momentos; como este fin de semana. Unos cuantos, cada uno, dando rienda suelta a nuestras cabezas, a nuestras zapatillas. Sin ocuparnos, sin preocuparnos. Sin disculparnos.

Ha sido un re-encuentro en el que hemos podido hacer lo de siempre, lo que hacíamos cada vez menos. Y lo hemos hecho bien. Todo en su justa medida. Una suerte.

Gracias a Fat Boy Slim que contribuyó, sin duda, a que algunos buenos-mejores momentos fluyeran por encima de nuestras cabezas.

Tengo tarea, así que este post no puede ser muy largo, pero sí lo suficiente para dejar claro que repetiría una y otra y otra vez todo esto. Que, definitivamente ha sido una suerte.