Encantadora experiencia al lado de los que habitualmente me acompañan en la oficina. Descubrimiento y cobertura. Apaño. Trasiego de manotazos en el hombro para recordarnos que nosotros estamos consiguiendo lo que los de abajo ni siquiera saben que les falta. Encantados de habernos conocido –los unos a los otros-.
Pero después la sensación tan opresora de alguien que tira su vida por la borda sin importarse un carajo y que lo manda todo a paseo para olvidarse de lo que hace años que no se acuerda. Fin de fiesta, epílogo, copa y puro.
Aún así, han servido los registros inventados, el hombre que nos hizo ser vertientes muy juntitos, como apiñados en cada tramo de agua y de sol. Promesa de repetir y besos a Eunice que me atrapa el corazón con ése suyo tan estafado ahora, por las buenas.
Se queda contigo una parte de mi amor. Como la entraña de un asado, tributo para quien ha sabido hacernos durante una buena colección de instantes, que formaron un buen rato. Como las gotas de un río.
3 comentarios:
Emotivo, lleno de dignidad y belleza...
Gracias mi amor.
Gracias a vosotros. Todos los besos del mundo...
Publicar un comentario