20090914

Por si acaso, me quedo esperando...

Saber que te vas, que te has ido, que no estás presente,
como un tiempo fugaz que rodea mi nuca y me mece,
y me extiende unas manos de sal, de amargura, de leche
que bebo y envenena mi luz para siempre.
Para siempre o quizás hasta pronto, que volveré a verte,
Porque en este camino aprendido te encuentro por suerte,
y por suerte me quedo prendido a tu estela, que me deja inerte.

Saber que te vas, te estás yendo y no puedo entender que tu mente
me ignore y repudie, me esconda. Y me angustia una idea:
tenerte en mis brazos y no saber nunca saber retenerte.

Te has ido y me quedo con ganas de amarte, de asirte, de serte;
ganas de contarte, decirte, tenerte
en mi cama, despacio, sin miedo a la muerte,
que llegue tranquila pidiéndome cuentas por tanto quererte.

Sin fondo. En silencio. Valiendo que vale valerte.
Como aquellos juegos de niños, irónicamente
jugando a la tula del tiempo, sin miedo a temerte-
Llorando, infantil desconsuelo, que añoro nostálgicamente
en recuerdos que quieren de ti, pero no saben cómo saber entenderte.

Te escribo estas líneas de mierda por bajar la fiebre
que envuelve mi cuerpo y mi alma, mi boca, mi mente
desierta y oscura de ti, de piel de serpiente
de la que te mudas con dudas de lo que se siente
cuando desde abril, o más tarde, te siento presente.

No hay comentarios: