Para ser U.M. es necesario tener un perro. Uno de esos sin nariz, o de los que van agonizando por la calle sostenidos sobre cuatro tacos de madera, que son sus patas o algo así. Como dicen que los perros se parecen a sus amos ahora vivo con Ajo, una Yorky que me tiene enamorado. Y por si quedaba alguna duda, he decidido dejarme el pelo largo.
Imagino que a estas alturas falta poco para que nos inventen canciones en el barrio, si no lo han hecho ya. Lástima no poder escucharlas. Las canciones que se hacen para U.M. suelen ser inteligentes y chispeantes, porque las hacen Otros Modernos, que utilizan unos códigos muy especiales y muy hidrogenesse, y quedan como Muy Ligeras.
Mi perra y yo salimos a pasear siempre que podemos, y está conmigo cuando estoy en
Tuve otros perros. Incluso tuve otro Yorky –Calvin-. Le llamé Calvin por Calvin y Hobbes, aunque todos pensaban que era por Calvin Klein. Pero entonces no era Tan Moderno como ahora. Era más rollo entrañable.
Estoy deseando que llegue el invierno para comprarle ropita a Ajo. Vestidos con faldas tableadas que he visto en la tienda del barrio. Aunque mi perra no va a ser una perra mimada. Tiene que estar preparada para cualquier demanda del entorno. Por eso no le doy comida humana, ni le permito que duerma en la cama conmigo.
Por supuesto, he puesto su foto en mi perfil de Facebook. Qué menos.
En fin, todo es poco –como véis- para convertirme en U.M. Pero en U.M. de verdad. Creo que el siguiente paso será hacerme un huerto urbano, que creo que está bastante De Moda también. Especialmente entre Los Modernos de mi edad –una vez pasada la primera juventud- os tendré informados de Mis Avances.